Se trataba aquí de hacer habitable el granero de una finca ubicada en Toledo pero manteniendo su esencia rústica con pequeñas intervenciones de arquitectura: idear la distribución de la segunda planta dedicada a los niños para dejarla diáfana pero con tres usos diferentes (dormitorio, salón y cuarto de juegos), sacar un aseo de cortesía en el patio, rematar la cocina ya esbozada o crear una alberca. Con la decoración, en la que se partieron de muchos muebles ya propiedad de los clientes, el objetivo fue el mismo.