Trayectoria

Mónica Bustamante (Madrid, 1985) comenzó a estudiar Historia del Arte en Madrid, en la Universidad Complutense, pero un año de Erasmus en Francia en contacto estrecho con la facultad de Bellas Artes hizo que se encontrase con su verdadera vocación: el interiorismo.

Al regresar, se matriculó también en IADE, compatibilizando ambas carreras, lo que le ha dado un bagaje especial a su hacer profesional que se deja ver en su mano a la hora de componer o escoger colores. Siendo todavía alumna de esta segunda, en 2009, fue seleccionada para decorar la fachada del Hotel Soho Vincci en la primera edición del festival Decoracción, organizado por la revista Nuevo Estilo en el madrileño Barrio de Las Letras.

Recién licenciada de una y diplomada de otra, en 2010, entró a formar parte del Estudio de Isabel López-Quesada. Mónica Bustamante en los siete años que pasó aquí, con un impasse de tres años en los que vivió en México con su familia, se empapó del saber hacer de la Alta Decoración, que cuida hasta el más pequeño detalle, y terminó encargándose de grandes proyectos.

En 2017 decidió abrir su propio estudio especializado en residenciales que coinciden en un estilo clásico refrescado y sin estridencias, contenidos, tranquilos, pensados para tener un largo recorrido y concebidos como un buen traje sastre a medida, especial pero cómodo. “El proyecto de una casa supone mucha ilusión pero también muchos nervios. Nuestro papel es ayudar a nuestros clientes, acompañarles a desarrollarlo, implementarlo y que disfruten en el proceso”, explica la interiorista.

El Estudio

Así trabajamos, en esto creemos. Estos son los puntos fuertes del hacer de nuestro estudio y lo que se puede esperar de nosotros.

1- Una buena “caja”, es decir, unos espacios bien pensados e impecablemente ejecutados, es el mejor punto de partida para una buena decoración. Por eso nos gusta intervenir desde el principio, incluso asesorando en el proceso de compra de la vivienda, para ver las posibilidades del espacio. Desde el anteproyecto, durante el desarrollo del proyecto, en la dirección de obra, queremos que los clientes tomen siempre las mejores decisiones. El estudio esta organizado en dos departamentos: el de obra y el de decoración, en estrecha comunicación. De esta forma acortamos, los tiempos, pues reforma e interiorismo se van pensando en paralelo y no se nos escapa ningún detalle. 

2- Cada casa «además de ser bonita» debe ajustarse como un guante a sus habitantes, reflejar su personalidad y responder a sus necesidades. Para ello hacemos un estudio minucioso de sus preferencias, gustos, aficiones, costumbres y prevemos de antemano las distintas situaciones y usos que se le va a dar. Todo parece fácil porque todo está muy pensado.

3. Funcionalidad y practicidad son prioridades que ejecutamos de la manera más estética. Creemos que el orden implica bienestar doméstico, paz y armonía, aunque evitamos que eso se traduzca en espacios fríos, asépticos o desnudos. Una casa bien concebida es como una orquesta, cada cosa tiene su sitio y el conjunto de todas debe de sonar bien.

4. Somos un equipo pequeño para poder dar un trato directo, cercano y personalizado. Durante el proceso vamos compartiendo con los clientes cada avance o paso a dar pero sin que se tengan que ocupar de nada, nosotros lo hacemos por ellos: desde la mudanza hasta el último detalle del montaje.

5. No hacemos showrooms donde no se puede mover nada de su sitio ni repetimos fórmulas, todos nuestros proyectos son únicos. Por eso, a la hora de decorar nos gusta partir de una o varias piezas existentes, que tengan una especial significación para los propietarios, muebles u obras de arte, que marcan el ritmo, y armar los espacios a partir de ellos buscando lo que mejor los complemente. Preferimos que nos impongan a imponer.

oficina

Textos: Isabel Melgarejo.